jueves, 14 de noviembre de 2013

Cada vez que digo que soy creyente

Cada vez que digo que yo soy creyente,
aparece algún valiente que me juzga
con la voz cobarde del intransigente
que surge siempre de la censura.
Esos que presumen ser inteligentes
y van buscando su razón en la incultura,
porque no entienden que la fe me haga más fuerte.
Que simplemente es un invento de los curas,
que surge nada más,
que surge por el miedo hacia la muerte.
Y hay quien se ofende si le doy gracias a Dios,
y hay quien se ofende si le pido protección.
¿Qué más da quién me comprende,
si el creer me hace más fuerte,
y me hace ser mejor persona?
Si a Dios lo encuentro solamente en el amor,
y no en las manos indecentes,
que se justifican si le adoran.
Ni en las manos de pederastas
ni de aquellos que mataran
y juraran en su nombre.
Dios está en las manos del que ayuda,
del que no pregunta nunca,
y que perdona los errores.
Ése es el Dios que me llena,
ése es el Dios que ilumina.
Y si en el mismo día en que me muera,
compruebo de verdad que no existiera,
la misma fe que muchos tirarían,
si me hizo ser feliz toda mi vida,
ya habría valido la pena,
ya habría valido la pena. 

La misma letra con imagen fija, sin los personajes de la chirigota en movimiento.
Y con imagen fija de los personajes de la chirigota.
http://www.youtube.com/watch?v=lLcD-XO6Xh8

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